Mientras otras naciones trabajan para limitar la inmigración, el Parlamento alemán aprobó recientemente una novedosa ley destinada a atraer a trabajadores inmigrantes al país.
Así, habrá menos burocracia y menos obstáculos para los trabajadores inmigrantes procedentes de fuera de la Unión Europea.
Se tendrán en cuenta la edad, la aptitud, las credenciales y los vínculos con Alemania mediante un sistema de puntos similar al de Canadá.
Se reducirán los requisitos salariales, educativos y de dominio de la lengua alemana. Una ventaja es que podrán traer a sus padres, además de a su cónyuge e hijos.
Un cambio político significativo para Alemania es el siguiente. La noción de que Alemania es un país de inmigración ha sido resistida por los gobiernos alemanes durante muchos años.
En la década de 1960, el primer grupo de los llamados "trabajadores invitados" procedentes de Turquía fueron considerados como contribuyentes económicos temporales que pronto se marcharían.
Aunque la sociedad alemana es cada vez más diversa, a los gobiernos dirigidos por conservadores, como el de Angela Merkel, les ha costado aceptar la idea de una sociedad que acoge a trabajadores inmigrantes. En Alemania, más de una cuarta parte de la población ha nacido en el extranjero o tiene al menos un progenitor de origen extranjero.
Los líderes empresariales alemanes están preocupados por la escasez de mano de obra tras años de bajo desempleo. Una población que envejece y que pronto empezará a jubilarse, incluidos los baby-boomers nacidos en la década de 1960, empeorará el problema.
Los ministros expresan su preocupación por la escasez de mano de obra como la mayor amenaza para la economía alemana y señalan que ya hay millones de puestos vacantes que necesitan ser cubiertos.
La nueva coalición SPD-Verdes-Liberales hizo de la flexibilización de las normas de inmigración una de sus políticas centrales después de que el partido socialdemócrata de centro-izquierda SPD de Olaf Scholz derrotara a los conservadores de Angela Merkel en 2021.
Las discusiones sobre las políticas de cambio climático han plagado esta coalición entre los liberales favorables a los negocios y los Verdes. En inmigración, sin embargo, ambos partidos están de acuerdo: los liberales quieren trabajadores para la economía, mientras que los Verdes están a favor de más derechos humanos en la política de inmigración.
El debate en la legislatura del viernes, sin embargo, fue encarnizado. Los conservadores se abstuvieron de votar en protesta por la disposición de la nueva ley que permite encontrar empleo a algunos solicitantes de asilo rechazados que ya viven en este país.
La ultraderechista AfD también se abstuvo, expresando el creciente nativismo de su partido y su creencia de que Alemania es una "patria" y no un país de "inmigración".
La opinión de la sociedad mayoritaria de que Alemania necesita trabajadores inmigrantes no es compartida por la AfD. Sin embargo, el partido está obteniendo resultados en las encuestas a niveles nunca antes vistos, tal vez incluso como resultado de ello.
El partido obtuvo la puntuación más alta de la historia en la encuesta más reciente de ARD Deutschland Trend, alcanzando el 19% esta semana pasada. El SPD, el partido del canciller alemán Olaf Scholz, sólo alcanza ahora el 17%.
Respecto a la inmigración, el clima político en Alemania es polarizado y volátil. El Gobierno ha votado a favor de ella, la economía la requiere y el Gobierno la quiere. Sin embargo, ¿lo aprobarán todos los votantes?