Después de que un misil ruso alcanzara un restaurante muy frecuentado el martes por la noche en la ciudad ucraniana de Kramatorsk, 11 personas murieron, entre ellas tres adolescentes.
Yuliya y Anna Aksenchenko, gemelas de 14 años, se encuentran entre las víctimas mortales.
Al menos otras 57 personas resultaron heridas, entre ellas residentes en Colombia y un conocido autor ucraniano.
Volodymyr Zelensky, presidente de Ucrania, declaró que Rusia sólo merecía "la derrota y un tribunal" por llevar a cabo el ataque.
Las operaciones de búsqueda y rescate siguen en marcha, según informaron el miércoles los servicios de emergencia.
Kramatorsk, ciudad de la región de Donetsk, en el este del país, está ocupada por el Gobierno ucraniano pero se encuentra cerca de territorio ruso.
La división de educación del Ayuntamiento de Kramatorsk emitió un comunicado en el que decía: "Los misiles rusos detuvieron el latido de los corazones de dos ángeles".
A pesar de encontrarse en el interior del restaurante el martes por la noche cuando fue atacado, el ex mediador de paz colombiano Sergio Jaramillo Caro declaró a la BBC que sólo sufrió heridas leves.
Sin embargo, se encuentra sentado junto a una reconocida escritora ucraniana que "lucha por su vida" y cuya identidad se mantiene en reserva.
El señor Jaramillo Caro pidió oraciones por ella.
Una lugareña de Kramatorsk llamada Valentina, que regenta un café cercano, describió los daños posteriores al ataque. "Todo ha sido destruido allí; no hay ventanas ni puertas", afirmó.
El Ministerio de Defensa ruso afirmó haber destruido un "despliegue temporal de comandantes [ucranianos]" en Kramatorsk, sin entrar en más detalles, y el Kremlin reiteró su afirmación de que sólo llevó a cabo ataques contra objetivos militares.
Según Yuri Sak, asesor del Ministerio de Defensa ucraniano, las defensas aéreas del país son actualmente "insuficientes para cubrir todo el territorio de Ucrania".
Para defenderse de los ataques rusos, Ucrania sigue solicitando a sus aliados que le proporcionen modernos aviones de combate.
El mes pasado, Estados Unidos anunció que ayudaría a la nación devastada por la guerra permitiendo a los aliados occidentales suministrar F16 fabricados en Estados Unidos y proporcionando formación a los pilotos ucranianos para los aviones.