Emmanuel Macron ha acusado a los manifestantes de aprovecharse de la muerte de un adolescente al que la policía disparó mortalmente a quemarropa.
El presidente francés insinuó el despliegue de más policías durante una reunión de crisis, pero se abstuvo de proclamar el estado de emergencia.
Instó a las plataformas a retirar ciertos contenidos de las redes sociales y a los padres a mantener en casa a los niños revoltosos.
Después de que Nahel M, de 17 años, fuera asesinado cuando huía a toda velocidad de un control de tráfico, tres noches de disturbios sacudieron Francia.
Según las autoridades, sólo en la noche del jueves se produjeron 875 detenciones. Más de doscientas personas, entre ellas 249 policías, fueron detenidas y heridas la noche anterior.
Según Macron, un tercio de los detenidos por disturbios eran "jóvenes, o muy jóvenes". Exhortó a los padres a tomar medidas, diciendo que era su "responsabilidad" mantener a cualquier niño que planee protestar "en casa".
Después de liderar una reunión de ministros franceses que discutían la seguridad, dijo a los periodistas: "No es el trabajo del Estado actuar en su lugar".
Mr. Macron calificó de "explotación inaceptable de la muerte del adolescente" que la violencia de los tres días anteriores había sido denunciada con "la mayor firmeza".
También exigió que los sitios de medios sociales -específicamente TikTok y Snapchat- eliminaran "los tipos de contenido más sensibles" que se estaban publicando. También instó a los líderes empresariales a revelar a las autoridades francesas los nombres de "aquellos que utilizan estas redes sociales para llamar al desorden y promover la violencia".
En Francia, las tiendas fueron saqueadas durante la noche, las calles sufrieron graves daños y se incendiaron coches desde Lille y Roubaix, en el norte, hasta Marsella, en el sur.
El ministro del Interior francés, Gérald Darmanin, informó el viernes de que los autobuses y tranvías debían suspenderse en todo el país a las 21:00 hora local (19:00 GMT), lo que provocó el cierre anticipado del transporte público y la aplicación del toque de queda en algunas zonas.
Desde que Nahel fue asesinado en Nanterre, un suburbio del noroeste de París, poco después de las 9:00 del martes, la capital francesa ha estado en el centro de los disturbios.
Le dispararon tras negarse a detenerse en un control de tráfico y más tarde falleció como consecuencia del incidente. Un vídeo que se publicó en Internet en las horas posteriores a la muerte de Nahel mostraba a dos agentes de policía intentando detener el coche, uno de los cuales apuntaba al conductor con una pistola.
Tras ser acusado de homicidio voluntario, el agente que efectuó el disparo mortal emitió una disculpa a la familia. Su abogado afirmó que está devastado.
Con respecto a una polémica ley de armas de fuego aprobada en 2017 que permite a los agentes usar la fuerza letal cuando un conductor se niega a detenerse, la muerte de Nahel ha reavivado el debate sobre el estado de las fuerzas del orden francesas.
Más en general, ha planteado problemas con el racismo en la fuerza. La Oficina de Derechos Humanos de la ONU declaró que Francia podría aprovechar los disturbios para "abordar los graves problemas de racismo en las fuerzas del orden".
Una portavoz de la ONU en Ginebra citó un reciente informe del Comité de la ONU para la Eliminación de la Discriminación Racial, que el pasado mes de diciembre expresó su honda preocupación por ciertos aspectos de las fuerzas del orden francesas, entre ellos lo que el informe sugería que era el uso desproporcionado de controles de identidad y la imposición de multas a grupos étnicos concretos.
El agente que disparó a Nahel, según la madre de éste, Mounia, "no tenía por qué matar" a su hijo, afirmó.
En declaraciones a France 5: "Vio la cara de un árabe, de un niño pequeño, y quiso quitarle la vida". Nahel era originaria de Argelia.
Más de 6.000 personas marcharon el jueves en Nanterre bajo la dirección de Mounia, la mayoría de las cuales eran pacíficas. Ella expresó su esperanza de que el memorial fuera una oportunidad para que el vecindario de París y sus alrededores recordaran a su única hija mientras lucía una camiseta blanca con el lema "Justice pour Nahel" ("Justicia para Nahel").
La tercera noche de violencia comenzó cuando la marcha se tornó violenta a última hora de la tarde. La policía disparó gases lacrimógenos contra manifestantes enmascarados que prendieron fuego a varios objetos.